Por Domingo Acevedo
Octubre 2025
Es hora de avanzar, sin más dilación, hacia la conformación de un gran frente democrático y revolucionario. Este no es un simple llamado a la acción, sino una convocatoria urgente a la introspección colectiva, a una pausa necesaria en el camino para mirarnos con honestidad y valor.
Una Reflexión Necesaria
Nosotros, como revolucionarios, debemos hacer una profunda reflexión sobre nuestro trabajo político durante todos estos años de lucha permanente por un mejor país. Es imprescindible preguntarnos por qué, a pesar de nuestro discurso, nuestra práctica, nuestro inmenso sacrificio e incluso la sangre derramada, no hemos logrado que nuestra causa fructifique en el imaginario popular. ¿Por qué no se ha convertido en ese gran torrente humano capaz de derrotar definitivamente a los traidores y vende patria que, durante estos últimos sesenta años y pico, han gobernado para beneficio de unos pocos?
Una mirada Interna
Es necesario hacer un alto y mirarnos hacia adentro. Debemos buscar en cada uno de nosotros las causas que han ocasionado que hoy seamos menos que ayer. Nos encontramos como una generación envejecida, una fuerza que se siente más derrotada por el paso implacable del tiempo que por la misma derecha. El mayor síntoma de esta crisis es la ausencia de un relevo generacional vigoroso que pueda tomar la bandera revolucionaria y continuar con determinación la lucha contra este sistema de injusticia que oprime a nuestra nación.
La Pregunta Crucial: ¿Por Qué la Desunión?
Surge entonces la pregunta crucial: si todos anhelamos y luchamos por lo mismo —la liberación de nuestra patria—, ¿por qué persistimos en la fragmentación? ¿Por qué no podemos unirnos para alcanzar la meta propuesta de liberar a la nación del yugo capitalista, un sistema que enriquece a una minoría y empobrece a la inmensa mayoría del pueblo dominicano? La división no es un lujo que podamos permitirnos; es el principal obstáculo en nuestro camino.
El Llamado a la Acción Unitaria
Ante este diagnóstico, la ruta está clara. Avancemos de manera autocrítica y decidida. Superemos los personalismos, los sectarismos y las diferencias secundarias. Concentrémonos en el objetivo supremo: construir un gran frente democrático, revolucionario y, sobre todo, unitario. Solo una fuerza cohesionada, amplia y representativa estará a la altura de disputarle el poder en todos los escenarios a la derecha.
La hora exige unidad. El futuro de la patria lo demanda. No hay más tiempo que perder.
